Cristina Cruz
Deriva en Altamar | Equipo Nao
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Entendí que no hay nada más poderoso y valioso en la vida que una buena historia, pues ese gran discurso logra mover realidades y transformarlas. Reflexioné sobre el hecho que las historias para admirar no son de superhéroes en el mundo de la ficción, sino de personas de carne y hueso en el mundo real. Porque cada ser humano tiene una historia para contar de la cual podemos aprender y crecer. Por lo tanto, esta clase potencializó en mi, el interés en conocer sobre las historias de quienes me rodean, las historias que hacen más humana esta existencia. Siento, creo y sé que dichas historias son la herramienta más poderosa para combatir la indiferencia y construir humanidad.
Reconocí el valor de interpretaciones y comprensiones ajenas, porque si todos pensáramos igual este mundo sería insípido ya que en la diferencia es donde se encuentra el sabor de la existencia. Así pues, el exaltar la importancia de las diferencias y semejanzas entre las personas sobre las mismas ideas, me motivó como persona y como diseñadora a desarrollar habilidades que me permitan saber escuchar y observar al explorar las experiencias humanas.
Esta motivación me permite lograr desde mi vida profesional, diseñar desde lo que las personas creen que es la vida y no desde lo que yo creo que es la vida; y desde mi vida personal, ser una mejor persona.
Son muchas enseñanzas poderosas las que me deja este curso, aquí solo menciono algunas y quiero cerrar con esta última. Comprendí que como seres humanos vivimos no de los hechos sino de lo que es fuente de sentido para nosotros, pues como dice Gabriel García Márquez, “La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”.