Gabriela López

Contracorriente | Equipo Ferro

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Hoy en día, estamos acostumbrados a entender nuestra vida desde nuestras propias experiencias de vida. Interpretamos y procesamos todo desde nuestra mirada y perspectiva. Cuando nos sentamos con otra persona a escuchar su historia, sus pensamientos y su interpretación de las cosas que le sucede comenzamos a acercarnos al otro a través de empatizar e incluso reconocerse a no mismo o a facetas de uno en pedazos y fragmentos de la narración del otro. Esta conexión alcanza otro nivel cuando nos involucramos en la historia de esta pareja de conversación. Esto sucede cuando empezamos hacer collages de los diferentes sucesos, territorios, personajes y aprendizajes que hubo durante este proceso.

Estas interpretaciones que hacemos de la historia no son mas que las ventanas a través de las cuales vemos el mundo de estas personas. La manera cómo se sintieron, como actuaron o lo que aprendieron.Sin embrago, algo que descubrí, es que estas ventanas no hacen más que reflejar quienes somos nosotros por dentro. Es muy lindo darse cuenta de las cosas que podemos llegar a tener común con el otro pero lo más interesante es ver aprendizajes de vida a través del otro.