Sebastián Cortes
Deriva en Altamar | Equipo Navío
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La cotidianidad se da como sentada, se deja a un lado siempre buscando historias extraordinarias, como si estas fueran el estándar de las vidas de los humanos. Pero esta clase es diferente: el punto de partida son esas historias que pueden parecer comunes, sin embargo, son únicas, y eso las hace especiales. Poder compartir un rato con otra persona escuchándola, para luego interpretar sus palabras y con eso lograr sacar hallazgos es una herramienta que nunca pensé que podría funcionar en el diseño. La academia se ha encargado de limitar el conocimiento, de decir como lograr algo y quien puede lograrlo.
Sin embargo, nunca hay que dejar a un lado ni ignorar las personas que tenemos a nuestro alrededor, así ellas no pertenezcan a nuestra disciplina. Son estas personas, nuestras parejas de conversación las que en verdad son los expertos en el tema, nosotros como diseñadores estamos aprendiendo de ellos. Lo más importante de resaltar es que la vida misma es la que enseña, y nosotros estamos ahí para interpretar esas enseñanzas.