Valentina Cardona
Deriva en Altamar | Equipo Corbeta
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El curso se cruzó en un momento de mi vida un poco complejo. Estoy en un proceso de sanación y creo que lo único que sana es el amor, y siento que para mi este curso fue precisamente eso. ¿Por qué? Porque yo siento que el curso se mueve con afecto, es como la gasolina que lo mantiene y es confortante ver que las cosas sí funcionan bajo esta premisa y no tiene que ser una competencia con odio (cosa que he vivido en otras clases). Así que la clase a mi me ayudó porque siento que es un momento donde uno puede expresar cariño, está teniendo conversaciones sobre la vida de alguien más para transformarla y abstraerla, y eso requiere compromiso y afecto.
Como diseñadora, de nuevo todo lo resumo al amor. El diseño no existe sin pasión y este curso me lo demostró. Ya que si tu pareja de conversación te cuenta cosas superficiales que están vacías, sin sentimiento, literalmente eso es lo que va a ser tu diseño. Entonces hay que ponerle amor a la situación y a lo que uno hace (hablar con la gente con afecto) para que pueda salir algo del corazón de ellos y que uno pueda transformarlo. Y así es con todo realmente si no hay empatía (con personas, con situaciones, con momentos....) no hay diseño.